Y de repente, sin querer... se imaginó un viaje a París. Se imaginó el paseo. El paso de la tarde cruzando la ciudad con un ritmo vivo y alegre, que ese día, tenía solamente dos protagonistas; ella y él. La ciudad rendida a sus pies. El atardecer frente a ellos, no era nada más que la bienvenida a la oscuridad más romántica que ambos habían vivido.
Él, la miró, y entendió que sí. Era ella.
Que ella era la chica con la que se había imaginado una vida juntos. Y pensó en cómo sonaría su música favorita si la escuchase junto a ella. En cómo se vería el mar detrás de su perfecta silueta. En cómo reaccionaría ella al ver su hogar, sus amigos, su familia.Y pensó, pensó, y siguió pensando.
Entonces, él, la observó. Se dirigió hacia ella.
Entre millones de pensamientos y en contra de una timidez innata, se le coló un "hola" que le rompió todos los esquemas.
[...]
-Vaya, abuelito, que bonita historia! Así conociste a la abu?
- Así es, Jaime... Aquel fui yo. Y hoy te aconsejo a ti, renacuajo, que no te lo pienses ni un momento, díselo. Gracias a esas cuatro letras, empezó la historia más bonita de mi vida.
- Eso haré. Gracias como siempre, abuelito.
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