domingo, 9 de mayo de 2021

Muere siendo tú.

Vive siendo tú.

En la vida te encontrarás momentos en los que dudas de tí. Cuestionas, entre otras cosas, si serás capaz de adaptarte al mundo, formar parte de él. Encontrar a gente que te entienda, acepte, y esté contigo de una forma incondicional y desinteresada. 

Y mientras vives en esta constante duda, el tiempo pasa, y apacigua la desesperanza que llevas adentro. Levemente, pero se nota. Y es ahí, cuando crees encontrarla. Aparecen atisbos de esperanza, y crees que se esa inseguridad se difuminará. Quién lo iba a decir!

En ese justo momento, cuando la tortuga saca la cabecita, llega la vida y te golpea duro. Te llevas la caída, el hostión que tu inseguridad esperaba. El que, en el fondo, deseaba, para alimentarse de aún más inseguridad. 

Recibes el golpe, y la duda que parecía desaparecer, se vuelve fuego. Lava. Hierve, y desgasta aún más que antes. Y esta caída, solo sirve para comprobar que tienes que volver a esconderte, en un rincon aún más profundo, en aquella duda que no te dejaba vivir.

Y es, cuando te das cuenta de que la vida funciona así. Succesivamente. No te esperes que cambie la espiral, nunca lo hará.

Dejar de evitar los golpes, es completamente inútil. Pero, desde la inmunidad más absoluta que puedo llegar a alcanzar, te admito que estoy orgulloso de recibir esos malditos golpes. Me  niego a ser algo transcendente. Me niego a engañarme a mí mismo. Y, en el fondo, me niego a engañarte a tí. 

Porque el golpe es fuerte. Mañana, probablemente, recibiré uno peor. Pero, si de algo estoy seguro, es de que moriré siendo yo. A golpes, si hace falta.

Nunca te arrepientas de ser tú. Serlo, es el "te quiero" más sincero que te llevarás jamás. Y quererte es tu trabajo. No esperes a que nadie lo haga por tí. 

Muere siendo tú.