domingo, 10 de febrero de 2013

¿Dónde están tus límites?

El horizonte es lo que vemos, pero aún hay más. Ayer, después de mi sesión diaria de entrenamiento, me decidí por visitar uno de mis sitios favoritos ubicados cerca de la zona donde yo vivo. Es un lugar en el que se puede ver una gran parte de la zona costera de Valencia. Playas como Xeraco, Gandía, Tavernes.. El gran lago de la Albufera y otras decenas de pueblos se me acumulan a la vista. Pero, en todo caso, me quedé observando el horizonte: esa gran línea horizontal que diferencia entre cielo y mar.

Ayer, compartiendo aquel lugar con Josep Enric, el cual le agradezco que me ayude en el desarrollo de este blog, estuvimos charlando sobre todo un poco (entre amigos queda la cosa). Pero yo, en un arrebato de reflexión, le expresé un detalle que me encantaba de aquel lugar y que repetía frecuentemente al ir a aquel ''mirador improvisado''. Le dije: ''me encanta observar el horizonte. Y lo que más me intriga de él es, que en realidad, no es real; porque ese límite esconde muchísimos lugares que no podemos ver a simple vista''. La conclusión que intentamos sacar fue que no existía el horizonte, solo que nosotros no estábamos capacitados para hacer el esfuerzo de ver más allá.

Yendo un poco más al desarrollo de la metáfora del horizonte, estamos acostumbrados a cometer un error que nos condiciona por completo para poder superarnos durante el día a día. Establecernos límites. A todo lo que hacemos le adjudicamos un límite: sé cocinar pasta, pero nada más; puedo correr tantos metros, ahora bien, no me pidas más; se me da bien bailar tal danza, pero no me pidas más que me resulta imposible; me puedo estudiar la materia de tres asignaturas, pero más me parece imposible en tan poco tiempo. 

¿Verdad que soléis escuchar o utilizar frases como estas en vuestra vida diaria? Bien, pues éstas son las causantes de que os quedéis estancados. Porque los límites, esos limites forzados que te tu mente dibuja automáticamente, son objeto del conformismo. El que nos empuja a quedarnos en el trabajo hecho; sin ver el trabajo que podemos llegar a hacer; el que somos capaces de hacer. Nuestra mente nos dibuja nuestros límites, para que nosotros sepamos automáticamente que no podemos ir más allá.

Este tipo de mentalidades conducen a quedarnos donde siempre; es aquel famoso conformismo del que algunas veces he hablado ya en anteriores posts. Por todo esto, os animo a que no veáis limites, sino posibilidades de crecimiento; Sé cocinar pasta, pero estoy convencido de que si me lo propusiera te haría un entrecot a la pimienta de bandera; puedo correr tantos metros, ahora bien, si me entreno puedo correr muchísimo más; se me da bien bailar esta danza, pero con cuatro clases que dé más, sabré bailar mucho mejor; me puedo estudiar la materia de tres asignaturas, pero más, aunque me parece imposible, con un poco de organización lo haré sin problemas. 

A la pregunta, ¿donde están tus limites? Yo te respondo que, en realidad, no existen límites. El único ser que cree en ellos es tu propia mente.

LaTortugaDeMN

No hay comentarios:

Publicar un comentario